viernes, 29 de junio de 2007

El Bosque

No había entendido que no se alejara del campamento, que siempre estuviera la vista de todos y que avisara si iba a ir al baño. No había entendido porque no le hablaron de frente y eso no le permitió leer los labios de su hermana o los de su esposo.
Lo costoso de sus aparatos, no significaba ninguna ventaja, todo lo contrario, pues todos creían que él podía escuchar.

Pasado el mediodía, Fabián estaba desesperado, los niños jugaban a su alrededor y él sentía que se burlaban mas de lo que disfrutaban de su compañía. Decidió alejarse.

No tardo mucho en desorientarse, había perdido de vista el campamento y las copas de los árboles no permitían entrar a los rayos de Sol. Sintió frío.

Tal vez su condición ayudo a que no sintiera miedo, no escuchaba el crujir de las ramas, ni los murmullos. Intentaba salir, pero solo lograba adentrarse más en el bosque, siguió caminando hasta que encontró un claro, no tenia nada de particular, ni de hermoso, pero se sintió aliviado, creía que estaba cerca.

Quiso gritar, pero el sonido fue ahogado desde adentro, ahora si sintió miedo, y fue en ese instante que todo cambio.

Nunca escuchó las palabras tan claras, hasta le pareció extraño, pues él las había captado, hasta ese momento, de manera distinta.

- De donde vienes, ¡no volverás!- dijo una voz profunda, con una autoridad que no conocía.
Lejos de espantarlo, se sintió feliz, sus días de silencio se habían terminado.

- Los días que viviste, ¡no vivirás jamás! – interrumpió el momento, la voz.
Comenzó a buscarla en derredor, y no encontró mas que a los árboles tan juntos que no encontró resquicio por donde pasó para llegar hasta ahí.

- De lo que conociste, ¡no conocerás más! – volvió la voz y el sintió un temblor que apenas lo sacudió.
Los árboles más se juntaban y más se acercaban a él.

- En aquello que creíste, ¡no creerás más! – continuo la voz afirmando y Fabián quiso contestar, pero no pudo, no lograba articular palabra.
- Fabián ¿Dónde estas? – logro distinguir la voz de su hermana detrás de los árboles.

Logro ubicar la voz y corrió por entre los árboles, pudo pasar y encontró a su hermana llorosa pero contenta de haberlo encontrado.
El quería platicarle, no le fue posible, en cambio recibió un regaño. Fabián quería decirle que escuchaba que lo entendía todo, que no necesitaba leer más los labios, que ya no necesitaba los aparatos, que el silencio se fue de sus oídos.
Pero el silencio no se fue de él.

5 comentarios:

Angie Sandino dijo...

Me ha dado ternura Fabian, pobrecito!!!
Pero al menos recuperó el poder escuchar aunque no pueda hablar..

Un beso!

Anónimo dijo...

PARA OBTENER HALGO HAY QUE SACRIFICAR LO QUE SE TIENE AUNQUE DUELA. NO SE PUEDE TENER TODO EN LA VIDA O TENER LA VIDA IDEAL POR QUE POR NATURALEZA SIEMPRE QUEREMOS MAS DE LO QUE TENEMOS.

DonGalleto dijo...

Pobre papian, digo, Fabian
Claro que en lo que iba leyendo me imaginaba la escena y por supuesto que mi mente dibujo todo, el bosque, los arboles y al mismismo papian, sin poder olvidar a la carismática disdy

OoOo*Tinkerbell*oOoO dijo...

Hola!!!

agghhh!!

Poobree que feo es no poder olvidar :(

besis

Azul... dijo...

Todo tiene un precio... Hermosa historia y muy bien escrita, me encantó

Bessitos!