miércoles, 10 de octubre de 2007

Valor

Desde siempre, según dicen, los magok-da se alimentan sólo de carne de yak, leche de yak y papas fritas en grasa de yak. (Habitan las magras estepas de Daka, donde medran aún esos cuadrúpedos.) Esa dieta milenaria los ha convertido en un pueblo tan obeso que, por ejemplo, pocos pueden caminar, menos aún correr, y los jinetes más grandes entre ellos deben cabalgar sobre dos o hasta tres monturas al mismo tiempo. Pero no les impide satisfacer sus ánimos belicosos, como se verá en el siguiente fragmento del historiador Kschatt de Morrst:

La víspera de toda batalla, se escuchan en sus campamentos los sonidos de un trabajo febril. Al amanecer, las catapultas (varias veces más grandes que las catapultas comunes, con enormes cabrestantes de metal y canastas de siete pies de diámetro) están listas; recuas de yaks las llevan tan cerca como es posible de las posiciones enemigas.

Luego, mientras unos pocos jinetes atrevidos hacen una falsa carga, para provocar a los adversarios, surge el grueso del ejército magok-da: guerreros enormes y redondos, acorazados, provistos de crueles puñales, largos arcos o temibles alabardas. Suben, con algunas dificultades, a las catapultas; son disparados, uno por uno, por los operarios de esas máquinas, que apenas tienen tiempo luego para tensar las cuerdas, hacer girar los cabrestantes, acomodar al siguiente proyectil, apuntar y disparar de nuevo. Es extraño y no poco aterrador ver a los guerreros magok-da en pleno vuelo, a veces girando sobre sí mismos, lentamente, y otras con la mirada fija en los soldados enemigos sobre los que caerán; todo el que los ve grita si, además, escucha los cantos de sangre con los que se acompañan en su viaje por los aires. (Un solo guerrero, al dar contra el suelo, puede matar a varias decenas de guerreros hostiles. Si sobrevive a la caída
y consigue moverse, puede dar cuenta de por lo menos otro centenar.)

Desde pequeños, los magok-da son habituados a volar: sus padres, en lugar de acunarlos entre sus brazos, los lanzan por los aires para arrullarlos.

Alberto Chimal (Gente del Mundo)

2 comentarios:

Angie Sandino dijo...

Eso de que te arrullen lanzandote por los aires suena de lo más divertido!

Besos Rogelius!

DonGalleto dijo...

No pues si sigo comiendo asi voy que vuelo para ser un yak, magok.da o como se llamen estos weyes redondos que ya se me olvido