La brisa en el rostro, el olor a arena mojada, mis pies descalzos golpeados por las olas. Es el paraíso.
Que momento tan solo, al pasar el tiempo se hace más evidente. Estoy solo.
No hay nadie en esta playa, ni un vestigio de civilización, ninguna voz, ni siquiera gaviotas volando.
Me alejo de la orilla, hacia los adentros del bosque que acompaña a la playa, y nada, no encuentro ni un camino, ni siquiera huellas.
No quiero caer en desesperación, pero esto es insostenible, busco tranquilizarme, es la única forma de encontrar una salida.
Regreso a la playa me recuesto, me sereno. Ya relajado en este edén, me comienzo a preguntar como es que llegue hasta aquí.
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8 comentarios:
Me transporte por unos instantes a la playa... me encantan tus cuentos cortos...
¿Y la condición idílica del lugar no radicará precisamente en que no hay nadie?
No me estes cuestionando.
Esque venias en elvuelo 815 de Oceanic, pero caiste en otro extremo
Ahora comentan en mi blog para desacreditar mis textos. Esto es una barbaridad y tendre que hacer algo al respecto.
Sentí la brisa, la arena, la sal y el agua... ¿Qué importa el cómo llegaste si no te deja disfrutar la magia del momento? ;)
Un besote
jajajaja, yo iba a poner que llego en el vuelo de UPS y que aun no veia a Wilson, jajaja.. pero conste que si me hizo sentir en la playa....
(inserte sonidos de playa)
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