miércoles, 30 de mayo de 2007
jueves, 17 de mayo de 2007
A Un Costado
Estoy sentado a un costado, observando
delineando las sombras de ese rostro
cultivando en mi memoria cada poro
Absorbiendo cada suspiro.
La cuenta regresiva de cada exhalación
el dolor que va desapareciendo
nada pesa en mis hombros
no hay nada que decir
tan solo esperando
mirada perdida
silencio
luto.
delineando las sombras de ese rostro
cultivando en mi memoria cada poro
Absorbiendo cada suspiro.
La cuenta regresiva de cada exhalación
el dolor que va desapareciendo
nada pesa en mis hombros
no hay nada que decir
tan solo esperando
mirada perdida
silencio
luto.
martes, 8 de mayo de 2007
No Es Nada De Tu Cuerpo
No es nada de tu cuerpo,
ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,
ni ese lugar secreto que los dos conocemos,
fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu boca -tu boca
que es igual que tu sexo-,
ni la reunión exacta de tus pechos,
ni tu espalda dulcísima y suave,
ni tu ombligo, en que bebo.
No son tus muslos duros como el día,
ni tus rodillas de marfil al fuego,
ni tus pies diminutos y sangrantes,
ni tu olor, ni tu pelo.
No es tu mirada -¿qué es una mirada?-
triste luz descarriada, paz sin dueño,
ni el álbum de tu oído, ni tus voces,
ni las ojeras que te deja el sueño.
Ni es tu lengua de víbora tampoco,
flecha de avispas en el aire ciego,
ni la humedad caliente de tu asfixia
que sostiene tu beso.
No es nada de tu cuerpo,
ni una brizna, ni un pétalo,
ni una gota, ni un gramo, ni un momento:
Es sólo este lugar donde estuviste,
estos mis brazos tercos.
Jaime Sabines
ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,
ni ese lugar secreto que los dos conocemos,
fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu boca -tu boca
que es igual que tu sexo-,
ni la reunión exacta de tus pechos,
ni tu espalda dulcísima y suave,
ni tu ombligo, en que bebo.
No son tus muslos duros como el día,
ni tus rodillas de marfil al fuego,
ni tus pies diminutos y sangrantes,
ni tu olor, ni tu pelo.
No es tu mirada -¿qué es una mirada?-
triste luz descarriada, paz sin dueño,
ni el álbum de tu oído, ni tus voces,
ni las ojeras que te deja el sueño.
Ni es tu lengua de víbora tampoco,
flecha de avispas en el aire ciego,
ni la humedad caliente de tu asfixia
que sostiene tu beso.
No es nada de tu cuerpo,
ni una brizna, ni un pétalo,
ni una gota, ni un gramo, ni un momento:
Es sólo este lugar donde estuviste,
estos mis brazos tercos.
Jaime Sabines
miércoles, 2 de mayo de 2007
La Consigna
La tierra me devora
Me rinde a su centro
Me hace peticiones extrañas.
No tengo la fortaleza para soportar
Tengo un miedo que me derrite la piel
Pero no tengo mas opciones.
Hoy tengo que dar vuelta a todo
Tengo que dejar atrás la sangre
Tengo que decirte adiós.
Me rinde a su centro
Me hace peticiones extrañas.
No tengo la fortaleza para soportar
Tengo un miedo que me derrite la piel
Pero no tengo mas opciones.
Hoy tengo que dar vuelta a todo
Tengo que dejar atrás la sangre
Tengo que decirte adiós.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)